Desde muy pequeño, Adrián ha sentido una fascinación especial por los trenes, he hablado en este artículo y este otro, donde cuento más detalles sobre cómo ha crecido su interés.”
Sin embargo, en los últimos días, algo nuevo ha aparecido en sus sueños y conversaciones diarias: ahora quiere ser piloto de avión. A sus cinco años, ya dice con seguridad: “Quiero ser piloto de avión”, y se pone la manito en la frente. Su emoción es contagiosa cada vez que habla de aviones, y en su imaginación ya se ve a sí mismo subiendo las escaleras de la aeronave, listo para entrar a la cabina y tomar el control de un gran aeroplano.
Lo curioso es que Adrián ya ha viajado en avión antes, pero en aquel entonces era más pequeño y aún no había despertado este interés. Quizás fue su padre quien avivó esta nueva pasión en él. Un día, decidimos llevarlo a ver aviones de cerca, y le pregunto ¿Hijo quieres ser piloto de avión? en ese instante, algo cambió en su mirada. Observó cada detalle con atención: el rugido de los motores, el movimiento de las alas y hasta el momento en que las ruedas despegaban del suelo. Desde entonces, cada vez que ve un avión en el cielo, lo sigue con la mirada y dice con convicción: “Quiero ser capitán de avión.”
Nuestra respuesta siempre es la misma: “Sí, amor, vas a ser Capitán, pero para lograrlo tendrás que esforzarte y estudiar con mucha disciplina.” Porque más allá de si algún día se convierte en piloto o no, lo esencial es que sepa que sus sueños importan y que nosotros estaremos ahí para apoyarlo.
Los niños autistas, como todos los niños, tienen intereses muy marcados, y estos pueden evolucionar con el tiempo. Hoy son los trenes y los aviones, mañana quizás algo diferente, lo importante es acompañarlos en su camino, escuchar sus ilusiones y celebrar cada una de sus pasiones, sin importar el rumbo que tomen.