Conoce la historia de Adrián, un niño de 5 años diagnosticado con autismo (TEA) que ha mostrado grandes avances en lenguaje, socialización y motricidad. Un mensaje inspirador para padres que no deben rendirse.
Te presento a Adrián.
Adrián es un niño de 5 años diagnosticado a los 3 años con Trastorno del Espectro Autista (TEA) y, en su momento, también con un retraso en el desarrollo. Sin embargo, como padres, hoy sentimos que ese diagnóstico ya no representa su realidad y sentimos la necesidad de reevaluar ese diagnóstico.


🧠 Desarrollo cognitivo y lenguaje
Adrián ha soltado muchísimo el lenguaje, aunque aún pronuncia algunas palabras con dificultad, se comunica de forma clara y constante, utiliza frases cortas, pide lo que necesita y expresa emociones.
👦🏻 Socialización: un avance del 60%
Aunque aún le cuesta permitir que otros invadan su espacio personal, ha aprendido a compartir momentos con niños en la escuela y en casa, la interacción se da cuando él se siente seguro y en confianza. Ya no es un rechazo inmediato; ahora, poco a poco, se permite estar cerca, observar, e incluso participar si lo desea.
✍️ Motricidad fina: el lápiz como herramienta de logro
En casa y en el jardín infantil, Adrián ya realiza correctamente la “pinza” con los dedos para sostener el lápiz. Disfruta dibujar, hace algunos números y hasta escribe de su nombre.
Esto, que puede parecer pequeño, representa una gran conquista en su proceso de desarrollo motor.
⏳ Aún nos cuesta… pero no nos rendimos
Una de las áreas donde seguimos trabajando es en el contacto visual cuando se le habla y en seguir instrucciones. Le cuesta procesar ciertas instrucciones o secuencias, especialmente cuando hay cambios en su rutina. Pero vamos avanzando, lento pero seguro.
💙 Un mensaje para padres: no te rindas
Como padres de un niño con autismo, entendemos el agotamiento emocional. Hay días en los que sentimos que nuestros esfuerzos no se ven reflejados. Pero quiero decirte algo desde el corazón: no te rindas. Insiste, repite, acompaña, vuelve a empezar. Porque sí hay avances, y sí se puede.
El autismo no se cura, pero sí se trabaja, podemos ayudar a nuestros hijos a adaptarse mejor al entorno, a ser cada vez más independientes y a construir un mundo donde se sientan seguros y valorados. Ellos no necesitan cambiar quienes son, necesitan amor, apoyo y oportunidades.
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