Cuando tienes un hijo autista, las decisiones sobre su desarrollo y bienestar deberían tomarse en familia, basadas en sus necesidades reales, sin embargo, en nuestro caso, el regreso de Adrián a las terapias no ha sido una decisión propia, sino un requisito de la escuela. Nos lo han solicitado como parte de su “apoyo” institucional, no porque nosotros, como padres, consideremos que sea el momento adecuado o una necesidad prioritaria en este instante.
Esto me lleva a una pregunta importante:
¿Las terapias son realmente una herramienta para ayudar a Adrián o solo un requisito impuesto por la escuela para facilitar su gestión?
El Papel de las Terapias en la Educación de un Niño Autista
Las terapias pueden ser un gran apoyo para niños autistas, ayudándolos en aspectos como la comunicación, la regulación emocional y la interacción social. En el caso de Adrián, ya ha tenido experiencias con terapias en el pasado, y siempre hemos evaluado si realmente le aportan algo positivo. No se trata de “mandarlo a terapia” solo porque sí, sino de asegurarnos de que las intervenciones realmente sean funcionales para él y su desarrollo.
Lo preocupante en este caso es que la terapia no fue una decisión de nuestra familia, sino una exigencia de la escuela. Y aquí surgen muchas dudas:
- ¿Por qué la escuela necesita que Adrián asista a terapia para poder brindarle un “apoyo” dentro del aula?
- ¿Están dispuestos a adaptarse a sus necesidades o solo buscan cumplir con un protocolo?
- ¿Nos están dando una opción real o es una condición para que él pueda continuar con su educación sin inconvenientes?
¿Incluir o Hacer Encajar?
Una escuela verdaderamente inclusiva debería adaptarse a las necesidades de cada niño, no imponer condiciones para que el niño “encaje” en su estructura, sin embargo, muchas veces, la inclusión se maneja como un simple procedimiento burocrático: si el niño tiene terapia, entonces cumple con el requisito para ser “atendido”.
Esto no significa que estemos en contra de las terapias, sabemos que pueden ser herramientas poderosas cuando se usan correctamente. Pero las familias deberían tener el derecho de decidir qué es lo mejor para sus hijos, en lugar de verse presionadas por instituciones que imponen estos requisitos como condición para el aprendizaje.
Los niños autistas no deberían necesitar “condiciones previas” para recibir una educación justa y adaptada.
La Verdadera Inclusión: Un Cambio en el Sistema

La inclusión real no es hacer que los niños autistas encajen en el sistema, sino hacer que el sistema se adapte a ellos.
Cuando hablamos de “hacer que encajen en el sistema”, nos referimos a prácticas como:
✅ Exigir terapias para que el niño “se comporte mejor” en el aula.
✅ Imponer normas rígidas sin considerar sus necesidades sensoriales o emocionales.
✅ Esperar que se adapten al entorno sin que el entorno haga cambios para facilitar su inclusión.
Por el contrario, hacer que el sistema se adapte a ellos significa:
✔️ Ajustar metodologías de enseñanza según sus necesidades individuales.
✔️ Brindar apoyos sin que sean una condición para su derecho a la educación.
✔️ Permitir distintas formas de comunicación, aprendizaje y participación.
En pocas palabras, la verdadera inclusión no se trata de obligar a los niños autistas a funcionar como los neurotípicos, sino de crear un entorno donde sus diferencias sean comprendidas, respetadas y apoyadas de manera natural.
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Si has pasado por algo parecido, me encantaría leer tu experiencia.
👉 ¿Tu hijo ha tenido que asistir a terapia por requerimiento de la escuela?
👉 ¿Cómo lo has manejado como familia?
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