Adrián tiene una conexión única con la música, el otro día, mientras paseábamos por un parque, un grupo indígena tocaba instrumentos tradicionales, y Adrián al escuchar la melodía, nos llevo inmediatamente hacia ellos, cada vez que suena música, su cuerpo responde de manera natural, moviéndose con libertad y siguiendo un ritmo propio, distinto al convencional, es su manera auténtica de expresarse y conectarse.
No todos los ritmos o melodías captan la atención de Adrián, pero cuando encuentra uno que realmente le gusta, es como si algo en su interior despertara, esos sonidos específicos logran estimularlo y conectarlo de una manera especial, llevándolo a moverse y disfrutar con una intensidad que refleja su amor por la música.
Para Adrián, la música no es solo sonidos o ritmos; es una forma de conexión emocional y sensorial. Los niños autistas, como él, a menudo encuentran en la música una herramienta poderosa para expresarse, regularse y comunicarse, verlo bailar, con su estilo único, es como presenciar una expresión pura de alegría y libertad, donde no hay reglas ni pasos establecidos, solo la sinceridad de su cuerpecito siguiendo los sonidos que lo inspiran.
Estos momentos nos recuerdan lo importante que es brindarle el espacio para explorar lo que le gusta y encontrar su propia forma de interactuar con el entorno, la música no solo le brinda felicidad, sino que también lo estimula emocionalmente, mejora su coordinación motora y le permite expresar sus sentimientos de una manera única, como padres nos llena el corazón verlo disfrutar y crecer a través de algo tan simple, pero a la vez tan significativo.