Adrián, un niño autista de 4 años, muestra una memoria episódica fascinante, que le permite recordar con gran precisión eventos significativos en su vida, aprender cosas nuevas le resulta sorprendentemente fácil, un claro ejemplo es cómo se aprendió los planetas del sistema solar en solo un par de días y los números en español y en ingles del 1al100. Además, como he mencionado anteriormente, su memoria para recordar rutas es increíble. Si recorre un camino varias veces, luego insiste en seguir siempre esa misma ruta, demostrando una constancia sorprendente. Puedes leer más sobre esto en este enlace.

Otro ejemplo de su memoria episódica es cómo aún menciona los exámenes médicos que le realizaron hace unos meses, en los que le extrajeron muestras de sangre. Aunque ya ha pasado tiempo, él sigue recordando esta experiencia, lo que me lleva a pensar que para él, fue un evento traumático. Recuerdo claramente la enorme jeringa que le introdujeron en su pequeño brazo un par de veces porque no encontraban la vena, y no me sorprende que esta experiencia haya quedado grabada en su memoria.

Estos recuerdos detallados y personales son únicos para cada persona, y en el caso de Adrián, parecen quedarse grabados de forma profunda, esto refleja cómo su memoria episódica almacena no solo los detalles del suceso, sino también las emociones que experimentó en ese momento. Como madre, no siempre es fácil manejar estos recuerdos, especialmente cuando sé que la experiencia no fue agradable para él, sin embargo entender estos recuerdos me ayuda a ver el mundo desde su perspectiva.