06:00am de la mañana, contemplando el amanecer en la playa

En nuestra familia, los planes rara vez se hacen con anticipación; somos espontáneos, y esta vez decidimos emprender una aventura inesperada: unas vacaciones en la playa. Queríamos darle a Adrián una experiencia diferente, algo que pudiera disfrutar plenamente ahora que está más grande y más consciente de lo que sucede a su alrededor.

Desde el momento en que mencionamos la idea, Adrián estaba lleno de emoción, no podía contener su entusiasmo y repetía constantemente: “¿ya llegamos a la playa?”. Cuando finalmente arribamos, su alegría fue instantánea, el paisaje de arena, agua y cielo parecía sacado directamente de las caricaturas que tanto le gustan, aunque ya había visitado la playa siendo más pequeño, no conservaba recuerdos de aquella experiencia, para él, era como descubrir el mar por primera vez.

Contemplando el amanecer desde la playa, cada rayo llenaba el horizonte de serenidad.

Sin embargo, como ocurre con muchos niños autistas, las nuevas experiencias pueden ser abrumadoras, las olas, con su incesante movimiento y sonido, despertaban en él una mezcla de curiosidad y cautela, al principio, se acercaba con cuidado, dejando que el agua apenas rozara sus pies, observaba con fascinación cómo la espuma del mar iba y venía.

Después de un rato, Adrián comenzó a ganar confianza, se aventuró un poco más hacia lo profundo, siempre bajo nuestra compañía y supervisión, decidió sumergirse por primera vez, un acto de valentía que nos llenó de orgullo, aguantaba la respiración y se metía bajo el agua por unos segundos, y cuando salía sus ojos brillaban de emoción, listo para repetir la experiencia una y otra vez.

¿Por Qué la Playa Es Especial para Niños Autistas?

La playa ofrece un entorno multisensorial único que puede ser transformador para niños como Adrián, el sonido constante de las olas, la textura de la arena y el agua en movimiento proporcionan estímulos sensoriales que pueden ser tanto relajantes como estimulantes, estas experiencias ayudan a trabajar habilidades importantes como la regulación emocional, el manejo de nuevos entornos y el fortalecimiento de la confianza.

El agua tiene un efecto terapéutico natural, sumergirse en el mar no solo es divertido, sino que también permite a los niños explorar su propio cuerpo en el espacio, mejorar su coordinación y sentirse más conectados consigo mismos, para Adrián, fue una oportunidad de superar miedos, experimentar nuevas sensaciones y fortalecer su sentido de autonomía, todo mientras disfrutaba de un ambiente lleno de diversión y descubrimiento.

Una Lección para Nosotros

La importancia de darle a Adrián el tiempo y el espacio para adaptarse a nuevas situaciones, explorando a su propio ritmo, verlo disfrutar de cada chapuzón y superar sus miedos fue una lección de paciencia y amor, y nos reafirmó la importancia de estar presentes en cada etapa de su vida.

La playa no fue solo un destino; fue un escenario de superación, descubrimiento y alegría, esos momentos espontáneos, llenos de risas y asombro, se han convertido en uno de los recuerdos más preciados que guardaremos como familia.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *