Criar a un hijo autista es un camino lleno de retos, pero también de aprendizajes y momentos hermosos, cada día buscamos maneras de estimular a Adrián y apoyarlo en su desarrollo, sin olvidar nuestras propias rutinas y necesidades como familia. En este artículo compartimos algunas estrategias que nos han funcionado y que podrían inspirarte a encontrar las tuyas.
Limitar el tiempo de pantalla con alternativas creativas
En casa, tenemos un enfoque claro sobre el tiempo de pantalla de Adrián: es limitado y controlado, encuentra el articulo aquí. esto no significa que se quede sin hacer nada el resto del tiempo, al contrario, lo motivamos a explorar actividades sensoriales que le encantan, como jugar con plastilina, ayudarle a mamá en la cocina con tareas simples, jugar con trenes, pintar o explorar nuevos entornos, estas actividades no solo lo divierten, sino que también fortalecen su creatividad, concentración y habilidades motoras.
Sabemos que, más allá de limitar el tiempo frente a una pantalla, es importante ofrecer opciones que lo conecten con el mundo de manera más activa, ayudándolo a crecer y aprender a su propio ritmo.
Espacios abiertos: una herramienta terapéutica
Los paseos no son solo salidas; son oportunidades para que Adrián explore y se conecte con el mundo, lo que más nos emociona es verlo pedir sus paseos al aire libre, con su voz dulce y decidida, dice: “¡Quiete un pacheo!”. Es en esos momentos cuando sabemos que necesita más que solo jugar; necesita explorar, sentir y conectar. Tocar la tierra, sentir el viento o simplemente caminar en un parque lo ayudan a regularse sensorialmente y a ser él mismo, si tienes acceso a espacios abiertos, aprovéchalos como una forma de estimular a tu hijo de manera natural.
Trabajar como equipo: un consejo para padres
Como pareja, dedicamos tiempo a hablar sobre cómo criar a Adrián, estableciendo estrategias y metas comunes. Por ejemplo, en las noches nos turnamos para llevarlo a dormir y realizamos un ritual especial: oramos juntos, agradeciendo a Dios por el día vivido, y le preguntamos a Adrián qué fue lo que más le gustó hacer o cómo se sintió. Esto nos permite entender mejor sus emociones y vivencias, porque sabemos que cada día trae nuevas oportunidades para aprender y mejorar.
Luego, apagamos la luz y nos quedamos con él un ratito más, dándole abrazos y disfrutando de ese momento íntimo y tranquilo, este ritual nocturno no solo nos ayuda a fortalecer nuestro vínculo con Adrián, sino también a mantenernos unidos como familia.
La crianza colaborativa es clave para ofrecerle un entorno estable y positivo, y estos pequeños momentos compartidos nos recuerdan lo importante que es trabajar en equipo para afrontar los retos y celebrar cada día juntos.
Celebrar los pequeños logros
Criar a un niño autista nos enseña a valorar lo esencial: los pequeños logros, la conexión diaria y el amor incondicional, cada familia encontrará su propio equilibrio, pero lo importante es seguir aprendiendo y apoyándonos mutuamente en este camino tan especial.