Este comportamiento, que a veces puede parecer inexplicable, en realidad tiene un trasfondo sensorial y emocional importante, en el caso de mi hijo Adrián, que es autista y tiene 5 años, he notado que tirarse al suelo no es un simple capricho ni una forma de desobediencia, más bien, es una manera en la que él regula su cuerpo y su entorno, si también lo has notado en tu hijo o en otros niños con autismo, aquí te explico algunas razones que pueden estar detrás de este comportamiento.
1. Búsqueda de retroalimentación sensorial
Muchos niños autistas experimentan dificultades con la propiocepción, que es el sentido que nos dice dónde está nuestro cuerpo en el espacio, para algunos, tirarse al suelo es una forma de sentir estabilidad y obtener un punto de referencia, es como si su cuerpo les pidiera un “ancla” para ubicarse mejor en su entorno.
2. Necesidad de autorregulación emocional
Cuando Adrián se siente abrumado, noto que busca el suelo como un refugio, es su forma de calmarse cuando hay demasiados estímulos a su alrededor, el contacto con una superficie estable puede ayudar a reducir el estrés y la ansiedad, brindándole un espacio seguro en medio de una situación que le resulta difícil de procesar.
3. Disfrute de ciertos estímulos sensoriales
Algunos niños disfrutan la sensación de diferentes superficies en la piel, ya sea el frío de un piso de cerámica, la suavidad de una alfombra o la textura de la grama, el suelo puede convertirse en una fuente de placer sensorial que les da tranquilidad.
4. Resistencia al cambio o incomodidad ante una situación
Si Adrián no quiere seguir caminando o si algo no le gusta, en ocasiones se tira al suelo como una manera de expresar su descontento, no siempre es un berrinche, sino más bien su forma de comunicar que algo no está bien para él, es importante observar el contexto para entender qué está tratando de transmitir.
¿Qué podemos hacer como padres o cuidadores?
Si tu hijo autista tiene este comportamiento, es importante observar en qué situaciones lo hace y qué necesita en ese momento. Algunas estrategias que pueden ayudar incluyen:

- Ofrecer alternativas seguras, como cojines de peso o mantas que brinden la misma sensación de estabilidad.
- Evitar reaccionar con enojo y en su lugar, tratar de comprender qué lo llevó a hacerlo.
- Crear un entorno regulado con menos estímulos si notas que lo hace cuando está sobrecargado.
- Darle tiempo y espacio para que se reincorpore sin presionarlo bruscamente.
Cada niño es diferente, y lo más importante es aprender a leer sus necesidades para ayudarlo a sentirse seguro y tranquilo.