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Recientemente decidimos llevar a Adrián al zoológico, una experiencia que no solo tenía como objetivo que disfrutara de un día diferente, sino también ayudarlo a relacionarse mejor con los animales, Adrián siempre ha mostrado cierta inquietud hacia los animales más pequeños, especialmente los insectos, y pensamos que esta visita sería una forma de presentarle estas criaturas en un entorno controlado y seguro.

Desde el momento en que llegamos despertaron su curiosidad, los colores, los sonidos y la presencia de animales de todos los tamaños, Adrián observaba cada jaula y hábitat con atención, señalando lo que le llamaba la atención y diciendo “¿Que es eso?”. Sin embargo, cuando nos acercamos al área de insectos, su actitud cambió, se mostró cauteloso, incluso retrocedió unos pasos al ver los insectos más grandes en vitrinas, como las tarántulas y las cucarachas gigantes.

Decidimos tomar las cosas con calma, explicándole que estaba completamente seguro y que los insectos no podían hacerle daño detrás del vidrio.

La visita no solo se limitó a los insectos, también disfrutamos viendo a los animales más grandes, como iguanas, monos, cocodrilos, guacamayas y hasta una anaconda, que captaron por completo su atención. Pero lo más importante de este día fue que Adrián tuvo la oportunidad de explorar y enfrentarse a sus miedos.

“La curiosidad venció al miedo: Adrián se atrevió a mirar más de cerca.”

Para los niños autistas, los zoológicos pueden ser un espacio valioso para estimular la curiosidad, trabajar el contacto visual y desarrollar empatía hacia otras formas de vida, las experiencias multisensoriales, como escuchar el parloteo de los monos, pueden ayudarles a conectar con el mundo de una manera más enriquecedora.

Este paseo nos recordó que cada pequeño paso cuenta, no se trata de eliminar por completo sus miedos en un solo día, sino de crear oportunidades para que los enfrente con confianza, acompañado por el amor y la paciencia de su familia.

La visita al zoológico no solo fue un día divertido, sino también una lección sobre cómo los momentos simples pueden convertirse en herramientas poderosas para el crecimiento personal de Adrián.

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